Eclesiología

PARTE III ECLESIOLOGÍA

1. La Iglesia te pregunta: “Y tú, ¿Quién dices que soy?

La contestación académica sería: La Iglesia somos la comunidad de creyentes que está encabezada por el sucesor de Pedro. Pero así se queda un poco austera y formal, y le falta el ánima que se espera en cualquier contestación.

Por tanto, voy a hablar desde el corazón y desde el conocimiento.

Desde que tengo memoria la Iglesia ha estado omnipresente en mi vida, como en casi todos los hogares españoles.

La verdad es que esta omnipresencia hace que jamás me haya planteado quien o qué es.

A lo largo de mi historia personal la Iglesia ha sido aquello a lo que pertenezco sin haberme preguntado mi opinión, pero en la que he estado más o menos a gusto.

También la Iglesia ha sido aquello por lo que he luchado. Una lucha que muchas veces se me ha hecho de yo contra el mundo. Y es curioso, porque yo he defendido una Iglesia, a pesar de no entenderla del todo.

Ha sido la Iglesia algo a lo que volví cuando tuve la madurez suficiente para librarme de prejuicios.

La Iglesia, en resumidas cuentas, ha sido como el padre clásico. Alguien al que respetas y que quieres, aunque no estés muy de acuerdo con algunas de sus decisiones.

. Siempre he oído que Iglesia somos todos. Obviamente, antes ya lo sabía pero tenía claro que había una dicotomía entre Iglesia de cardenales y obispos y que dicta normas, y Iglesia de base.

Esta segunda Iglesia ha sido mi familia. En la que he trabajado, me he encontrado a gusto, y he compartido y comparto alegrías y penas. Una Iglesia muy cercana, compuesta por el sacerdote y los parroquianos.

También existen en Internet chats y foros católicos. En ellos he visto una Iglesia diferente, comunidades distintas y con diferentes pensamientos.

En un momento de la vida, se me ofreció la posibilidad de estudiar ciencias religiosas, y por tanto, no sólo profundizar en mi fe, sino en el conocimiento de la Iglesia.

Y entonces varió la visión de estas dos Iglesias. Aunque para mí sigue habiendo distancia entre unos y otros, esta brecha, a medida que estoy profundizando en mi conocimiento, se hace más estrecha.

Como he comenzado a comprenderla, esta Iglesia que aún estaba lejana (no tanto como sus miembros sino como institución) se transforma en algo más cercano

Simplemente he pasado a considerar que la Iglesia está formada por seres humanos. Estos seres humanos se pueden equivocar, como todos los seres humanos. La Iglesia, me ha demostrado que sabe rectificar, con lo cual se acerca más a mí como persona.

¿Qué es la Iglesia para mía actualmente?

La Iglesia somos todos los católicos, y es más, la Iglesia somos todos los creyentes.

Por tanto, ahora, la Iglesia es para mí la más perfecta unión entre Cristo y nosotros.


2) ¿Quién soy yo para la Iglesia?

Soy católica desde el momento en que he sido bautizada. Así lo dice el catecismo. Y muchas veces he considerado simplemente que para la Iglesia era una ovejita más del rebaño de Dios.

Pero, obviamente, Iglesia somos todos, y considerado ese todos como una Comunidad eclesial, me tengo que preguntar que qué quiere mi Comunidad que sea yo.

Yo me considero un grano que no hace granero pero ayuda al compañero.

Leyendo la catequesis de Juan Pablo II se dice: “El Espíritu Santo no sólo santifica y dirige al pueblo de Dios mediante los sacramentos y los misterios y lo adorna con virtudes, sino que también distribuye gracias especiales entre los fieles de cualquier condición, distribuyendo a cada uno según quiere (1 Cor 12, 11) sus dones, con los que los hace aptos y prontos para ejercer las diversas obras y deberes que sean útiles para la renovación y la mayor edificación de la Iglesia' (Lumen Gentium, 12)”

Por lo tanto, como la Iglesia somos todos, a cada uno se nos ha dado unos carismas diferentes. Y está en nosotros potenciarlos. Para la Iglesia soy una militante más. Se me pide militancia activa, de evangelización continua. No es una evangelización de brillo, sino de familia, de compañeros, de entorno. Así como el agua excava cañones, tenemos que ser nosotros con nuestra fe. Paciencia, amor y confianza.

Cada seglar debe ser ante el mundo testigo de la resurrección y de la vida de Nuestro Señor Jesucristo y señal del Dios vivo (Lumen Gentium)

Este domingo 29 en la homilía, el sacerdote me ha dado otra idea. Somos pastores. Así como Cristo es el Gran Pastor, nosotros, también lo somos de nuestros hijos y familia.

Tenemos que ser Luz para las gentes. (Lumen Gentium). Es eso lo que somos para la Iglesia. Una estrella en el Universo de Dios

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